Pasa el tiempo, como siempre. La marea inexorable de ese tiempo barre y arrastra todo lo que sobra. Limpia y ordena, aunque a veces, en los días revueltos, escupa a la orilla las algas que tiene guardadas.
Por suerte (para mí y para lo que me aguantan) últimamente no hay dias revueltos. Acaso una solitaria alga despistada que se ha perdido en su camino trayecto al abismo profundo de la memoria y el olvido.
El tiempo que no tiene prisa ninguna, se encarga de zurcir los agujeros de nuestras almas. De remendar los rotos, de aplanar montañas de granos de arena. Poco a poco, sin que nos demos ni cuenta, grano a grano; un día paseando te das cuenta que hace mucho que no recuerdas tal o cual cosa. Que no echas de menos a esa persona o que hace mucho que algo no te trae un recuerdo verdoso y húmedo.
Y sonríes. Como un bobo. Y sonríes tú solo mientras miras a la gente alrededor y deseas que todo el mundo sonría porque estás feliz. Te das cuenta que has eliminado el hueco de aquel recuerdo de tu vida, que has llenado ese espacio de otras cosas. Mejores. Peores. Distintas.
El tiempo pasa, y aunque al mirarte te encuentres los remiendos, los zurcidos y alguna que otra cicatriz, ahí sigues. Mis heridas se curan, y me dejan una estela de carne rosada para recordarme que allí estuvieron y que no volverán. Y al pararme a mirar, me he dado cuenta de que lo que yo pensaba que fué un año horrible, en realidad no ha sido tan malo. Y que como mucho, fué un poco decadente :)
Disfrutad de vosotros mismos ;)