...Y constántemente te echo de menos, y repaso esos momentos felices perfectos que tuvimos. Y me atormento pensando en qué es lo que no funcionaba, hasta que llego a la conclusión de que lo que no funcionaba era yo.
Luego me planteo ahora que mi vida es la hostia, y entonces pienso que debe ser otra cosa. El destino quizás. Tú no. Nunca tú, fueras quien fueras.
Aunque tal vez fueras tú la culpable, ¡Quién sabe!