...y mientras terminabamos el segundo plato ella comenzó a pensar en el futuro. Comenzó a pensar en alto, muy alto. Tan alto que hasta yo pude escucharlo. Y comenzó a hablar del futuro, de boda, de una casa juntos, de hijos con "s". Yo me levanté, me excusé y me dirigí tranquilamente hacia el servicio. Cerré la puerta y me cercioré de echar el pestillo. Me senté encima de la tapa del váter y respiré profundamente sin ser capaz de fijar la mirada en ningun punto concreto. Me levanté y me miré a los ojos en el espejo. Me dije tres o cuatro veces "¡tu puedes!", y henchido de valor destrocé cuidadosamente la ventana del baño con una jabonera de mármol preciosa. Me descolgué por la fachada y pude reconocer los gritos desconcertados de mi novia. Con el cuidado y la precaución que requiere me puse la chaqueta, los guantes, el casco y me subí a la moto. Respiré profundamente y me giré para mirar una última vez su ventana. Allí pude reconocer su silueta regalándome su dedo corazón y las palabras más insignes del diccionario. Cosas con clase. Embragué, aceleré a fondo y conduje, como alma que lleva el diablo, hacia el amanecer, alejandome de aquel lugar tan rápido como pude. Y este es, señor agente, el motivo de que doblara la velocidad máxima en este tramo. -¿Prisa dice? ¿Le he mencionado ya la extensa colección de escopetas de caza de su padre? ¿Le apetece tomar un café y se lo cuento todo?

Vaya por adelantado el agradecimiento a aquellas personas que se preocupan no ya de haberse molestado en traer la máquina, si no de seguir ocupándose de que todo funcione correctamente con el menor perjuicio para los usuarios. Especialmente enviar desde aquí un agradecimiento especial a Me. y a M.

Estimado reponedor/operario de la máquina de vending:
Por la presente me dirijo a usted para hacerle llegar lo que creo que es un sentimiento unánime de frustración y desamparo con respecto a la citada máquina.
Quede claro que en ningún caso consideramos que sea usted responsable de dicha frustración. Lamentablemente es, a falta de una mejor expresión, la cara visible de la empresa.
La máquina, amén de tener aspecto de haber salido de un desguace o como máximo de haber gozado de tiempos mejores, sufre de averías constantes (aproximadamente una por semana). Dichas averías son, en su gran mayoría, errores en el procesamiento y/o devolución de las monedas. Si bien la naturaleza de la máquina hace que las cuantías “secuestradas” por el aparato sean pequeñas y de bajo impacto, dichos actos resultan en una sensación de inseguridad y la ya citada frustración con respecto a la misma. Gracias a Dios, a Me. y a usted, dichos incidentes se han resuelto siempre en un espacio de tiempo corto y de manera satisfactoria.
Entendiendo perfectamente que dichos incidentes no son debidos a usted (es más, usted los tiene que sufrir y temer tanto o más que nosotros) proceda, por favor, a comentar a quien proceda dicho asunto. Con el fin de evitar futuros problemas, llamadas y sucesivas notificaciones, por la presente le ruego a su superior que considere retirar del servicio activo y conceder un merecido descanso a un miembro tan famoso, y de tanta solera, como es nuestra máquina.

Me despido esperando que esta misiva les encuentre con buena salud y en un estado de ánimo inmejorable.