Estoy en un pueblo de la sierra madrileña. Siempre venimos aquí por navidades, porque mis padres tienen una casa aquí, y podemos juntarnos así toda la familia.
El caso es que ayer, antes de acostarme, salí a dar una vuelta por el campo, y me encontré todo nevado. (pensé, ¡que bonito!)
Ésta mañana, nada más despertarme, he comprobado que seguía nevando, y que todo estaba cubierto por un manto blanco de copos de nieve que parecen esas bolitas de corcho blanco que se usan para los embalajes. (pensé, ¡Es precioso!)
Ésta tarde, en mi
Ha resultado que ése último paseo, que ha durado un par de buenas horas, ha sido excepcional. Me he ido hasta los confines del pueblo, y he podido verlo como hacía años que no lo veía.
Estuve entrando en las fincas y los campos, furtivamente, y escondiendome de los dueños, para avanzar más rapido, sin seguir los
Pude ver que la nieve cubría todo hasta donde alcanzaba la vista.
Volví siguiendo mis huellas, que en poco tiempo estaban casi borradas por la nieve que caía incesantemente, hasta un punto en mitad de mi ruta, donde había visto las huellas de otro animal. Despues de seguirlas encontré una madriguera, más huellas y otra madriguera más un poco alejada. Fué divertidisimo
Caminar con el aullido del viento en los oídos, los copos golpeando en la cabeza, flojo, pero incesante, y la increible e indescriptible sensación de notar la nieve crujiendo bajo mis pies.
Aqui is dejo un anticipo de las fotos de hoy.
Me tengo que ir a dormir, ahora no las puedo comentar. La mayoría son autoexplicativas, excepto la de la bola, que la he hecho porque me recordaba terriblemente a Jack Skellington, de Pesadilla antes de Navidad.
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