Que los músicos hayan descubierto que los estafadores son sus discográficas y no sus oyentes, es un paso para poder solucionar el conflicto que tiene la sociedad con internet.
Nota: Estoy en medio de clase de JAVA, y como se termina ya, no puedo continuar el post, pero prometo incluir unas imagenes muy interesantes y muuuchas cosas sobre la licencia creative commons.
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"El cantautor de la parada de metro de Sol, en Madrid, no quiere una limosna, sino que le compren su CD artesanal. Lo mismo que la banda de viento gipsy instalada en la plaza de Catalunya de Barcelona. Kiko Veneno quiere que le compren sus canciones en Internet y sólo en Internet; M. C. D., que se las descarguen gratis en MP3, y Maria Schneider, que sus fans pongan dinero en ArtisShare para grabar su música.
La tienda de discos, como espacio de venta musical, ha perdido el monopolio. Y no sólo por culpa del top manta ni de la piratería.
La comunicación por Internet, la compresión de la música en MP3 y las nuevas formas del derecho de autor están alterando el final y el principio del negocio musical, la tienda y el sello discográfico. El llamado copyleft es un tipo de licencia que permite la reproducción de la obra siempre que se reconozca la autoría del original y, si se modifica, de los trozos no alterados.
La música de libre copia y distribución ha seducido a decenas de grupos sólo en España, noveles y veteranos. En un alarde de autogestión, ellos mismos producen sus discos y los regalan en sus webs. Defunkid, alma del grupo barcelonés laMundial.net, explica la situación: "Volvemos al directo, a las bandas pequeñas con poco público pero fiel". Defunkid se define como "la Elena Francis de los músicos" porque desde su web escribe artículos y responde a preguntas de cada vez más interesados: "Quieren saber qué implica hacer música libre. Si no hay más grupos copyleft es porque no tienen información"."